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jueves, 15 de agosto de 2013

"El Proyecto Nacional - Mi testamento político" Juan Perón 2ª Parte: LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA

LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA 

Conceptos básicos 

Si bien la importancia de la ciencia y el desarrollo tecnológico normalmente se asocia con los países rectores en el mundo, es imperioso señalar que la ciencia y la tecnología tienen una función primordial que cumplir en los países de menor desarrollo relativo en busca de una mayor auto determinación  y solución de sus problemas particulares.
La tecnología constituye un conjunto de conocimientos directamente aptos para la producción. Tal conjunto tecnológico puede provenir de fundamentos empíricos de actividades de producción, o de la actividad de investigación y desarrollo del sistema científico-tecnológico propiamente dicho.
Para asumir las proposiciones que éste Modelo formula más adelante es esencial señalar que la tecnología es, hasta cierto punto, una forma especial de "mercadería". Siendo inmaterial, es acumulable; entra como un recurso en la producción; es susceptible de todas las transacciones económicas corrientes(compra-venta, importación, exportación, etc), constituye un verdadero patrimonio, está sujeta a posibilidades de sustitución, a caer en obsolencias y a otros eventos que afectan a los bienes corrientes.
Toda la acumulación de conocimientos tecnológicos se ha hecho, normalmente, a partir de modos de conocimiento elemental, que se han ido combinando por un proceso racional en forma cada vez más compleja.

INTERNACIONALIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO 

Pese a que es necesario compensar el costo de la producción del nuevo conocimiento tecnológico y retribuir el esfuerzo que ha demandado originarlo, resulta una realidad concreta que el mundo en desarrollo requiere que ese conocimiento sea libremente internacionalizado.

DEPENDENCIA TECNOLÓGICA

Ciertos sectores de nuestra economía han dependido y aún dependen de la importación de tecnología extranjera.
Tal dependencia constituye en alguna medida un aspecto particular de dominación.
Eliminar totalmente la importación de tecnología no constituye un paso próximo a lograr, pero sí debe ser reducida a lo estrictamente imprescindible.
La sociedad que anhelamos para el futuro debe comprender que el problema científico-tecnológico está en el corazón de la conquista de la liberación.
Sin base científico-tecnológica propia suficiente, la liberación se hace imposible. El mundo es, en esta materia, cada vez más interdependiente, y nuestro potencial actual ya tiene la capacidad crítica necesaria para permitirnos una política nacional inteligente, que concentre ese potencial, lo trabaje con programas efectivos y unidad de criterio, y opere recíprocamente con todos los centros del mundo.
Tiene que generalizarse también la idea de que la dependencia tecnológica es más difícil de revertir que la dependencia comercial o financiera. En lo comercial, pueden modificarse rápidamente estructuras, y en lo financiero lograrse un cambio de financista.
Lo científico-tecnológico requiere una larga meditación que exige la acción decantadora del tiempo, y sólo rinde fruto real cuando alcanza cierto nivel de costo y aceptable grado de perfectibilidad.
Lo importante es que en materia de ciencia y tecnología debe trabajarse para el presente y el futuro al mismo tiempo.
Este concepto tiene una seria implicación inmediata: toda tecnología incorporada desde el exterior - y aún la tecnología nacional - puede desarrollarse con limitaciones o bien ser ampliamente difundida.
No ayuda a la liberación la existencia de estrechos compromisos tecnológicos. Esta es una clara orientación que la sociedad debe tener en cuenta para establecer reglas de juego precisas en el proceso de incorporación de tecnología y de capital extranjeros, así como para el comportamiento de los sectores productores y usuarios de tecnología en el nivel nacional.
Además, como el ritmo de crecimiento depende del ritmo de aplicación de la tecnología en función productiva, en la medida que se quiera un crecimiento suficiente del producto, será también necesario llegar a, por lo menos, cierto nivel de desarrollo tecnológico propio.
Es muy difícil determinar cuál es el nivel de acumulación de conocimientos científicos suficientes. En tal sentido, la sociedad deberá tratar de establecer algunos criterios razonablemente objetivos, para que pueda tomarse una decisión sobre el particular.
La cuestión es fundamental, pues no puede existir heterogeneidad alguna entre el nivel de suficiencia científico-tecnológica y el de los recursos que se vuelquen en su desarrollo.

ELECCIÓN DE OBJETIVOS     

La sociedad científico-tecnológica que propongo a partir de la evaluación conceptual expuesta debe elegir ciertos objetivos esenciales en su acción permanente. Para establecer estos objetivos hay que tener en cuenta que todos los ámbitos de la actividad económica requieren de los científico-tecnológico una determinada conducta en lo que hace a logros y procedimientos. Esto define algunos de los caracteres de la fisonomía que deben tener el campo de la ciencia y de la tecnología. Otros derivan de sus propios requerimientos.
En esencia, se trata de que  el campo científico-tecnológico tenga un nivel de conocimiento suficiente como para ser razonablemente autónomo.
Ningún país puede aspirar hoy a una total autarquía, y el nuestro no puede cubrir con igual eficiencia todas las necesidades científico-tecnológicas. Pero será vital que las decisiones sobre el desarrollo de nuevos conocimientos que se incorporen a nuevas inversiones queden en manos nacionales o sean gobernables por el país.
Deben haber, en consecuencia, un poder nacional de decisión para conducir lo científico-tecnológico que nos interese.
Se trata, además, de no hacer de la acumulación de conocimientos científico-tecnológicos el objetivo del cambio. Por el contrario, se trata de identificar al conocimiento científico-tecnológico que es indispensable para el modelo de sociedad propuesto.
Considero que el campo científico-tecnológico debe aportar conocimientos para desarrollar una capacidad adecuada que permita disponer suficiente poder nacional de decisión, pues cada sector de conocimiento contribuye a fortalecer este poder; tener disponible en el momento preciso la tecnología adecuada para lograr los mejores resultados en cada una de las actividades económicas, exportar tecnología el grado máximo grado de complejidad posible; sustituir progresivamente la importación  de tecnología y  realizándola a niveles adecuadamente económicos; establecer los sectores de conocimiento necesarios para que sean asumidos por la sociedad, a fin de estar en condiciones de adoptar las pautas que se ajusten a su propia fisonomía; y alcanzar una conducción lo suficientemente prudente como para que nuestro país no sufra los mismos males del desarrollo tecnológico cuyas consecuencias estamos viendo en los países superdesarrollados.

INCENTIVACIÓN DE LA CREATIVIDAD   

La sociedad que visualiza el presente Modelo debe asignar a este campo la misma importancia que se asigna a los ámbitos ya considerados.
Se requiere la máxima incentivación del esfuerzo creativo, desarrollando también criterios de adaptación de tecnología externa en la medida en que sea conveniente pero sin ubicar a nuestra sociedad dentro de un simple modelo adaptativo.
Este modelo científico-tecnológico creativo debe elaborar programas y proyectos, integrados desde la concepción científica hasta la aplicación final; a partir de allí será necesario establecer adecuados controles de evaluación de tales proyectos y desarrollos, así como también de la eficiencia del sistema científico-tecnológico en su totalidad.

EL HOMBRE DE CIENCIA Y EL TECNÓLOGO

Hace falta establecer un adecuado sistema científico-tecnológico, con centralización de conducción y descentralización de ejecución.
Una primera tarea del sistema consiste en asegurar confianza perdurable a los científicos y técnicos. Esta confianza requiere la consideración, entre otros, de los siguientes aspectos: respeto a la tarea del hombre de ciencia y del técnico; adecuada estabilidad; reconocimiento social de su función; nivel de remuneración que retribuya dignamente su consagración y su esfuerzo y, sobre todo, que cree las condiciones que permitan su consagración plena a la disciplina que cultiva; medios de promoción según valores auténticos. Por último, será necesario realizar un equipamiento total para que los esfuerzos puedan realizarse sostenidamente y hasta el completo logro de los fines propuestos.
No me cabe duda que hace falta también una clara toma de conciencia en el Gobierno y en el Empresariado. Ambos tienen la responsabilidad moral e histórica de ocupar a todos los científicos y técnicos del país.
Esto no debe entenderse simplemente como paliativo contra el éxodo; en rigor, configura una grave incoherencia social impulsar a nuestros hombres a desarrollar líneaas de especialización. sin darles después la posibilidad de aplicar sus aptitudes en forma socialmente útil.
El avance científico-tecnológico requiere una tarea planificada e interdisciplinaria, así como también, la asignación de recursos suficientes que posibiliten alcanzar óptimos niveles de desarrollo.

BASES INSTITUCIONALES Y CONDUCCIÓN DEL CAMPO CIENTÍFICO-TECNOLÓGICO

La indispensable organización en este ámbito debe contar con un ente con máximo nivel de decisión, tal vez un Ministerio de Ciencia y Tecnología como control de conducción del sistema, así como una total unidad de inteligencia y de control nacional, que oriente y regule la oferta y la demanda de conocimientos científico-tecnológicos con cabal especificidad, y sirva como fuente de información especializada.
Considero que en nuestro país la administración superior de la ciencia y la tecnología debe hacerse efectiva en el nivel gubernamental, incorporando para ello los mecanismos de participación que corresponda.
Esto implica que la política científico-tecnológica no puede ser de tipo liberal. La más alta responsabilidad en el ámbito científico-tecnológico no puede estar en manos extranjeras. Concibo además que la estructura organizativa más apta para el campo de la ciencia y de la tecnología requiere un grado elevado de participación y de acuerdo.
Debe establecerse un apropiado sistema de vinculación entre todos los entes dedicados al proceso de desarrollo científico-tecnológico y especialmente es preciso conectar al sistema científico-tecnológico con el Gobierno, los medios de producción y el sistema financiero.

CRITERIOS DE POLÍTICA Y PROGRAMACIÓN 

Dentro de este ámbito de organización, la política de ciencia y tecnología tendrá que fundarse preincipalmente en las necesidades reales del país, antes que en el estímulo de tipo indirecto. Así como en lo económico se exige cierto nivel de empresa para que haya eficiencia, también se requiere un nivel de trabajo en lo científico-tecnológico para iguales fines, y debe la política de este campo asegurarlo.
Si nuestra sociedad científico-tecnológica es suficientemente creativa planeará demandas de recursos en mucha mayor magnitud de la que el país pueda requerir. A partir de este punto debe efectuarse la evaluación de prioridades a efectos de identificar los campos en los cuales será necesario trabajar en cooperación internacional.
Si por el contrario, falta creatividad, nunca se generará la demanda suficiente de ciencia y tecnología como para impulsar el desarrollo nacional.
La creatividad y particularmente su incentivación, está en la base de la política científico-tecnológica que deseo para nuestra sociedad.
Es imprescindible establecer los medios adecuados para la formación profunda del científico y del técnico, sea bajo avanzadas formas de post-grado como a través de institutos especializados, o estrechando vínculos adecuados con el exterior.
Considero que el científico debe adquirir la capacidad auténtica de negarse, con convicción absoluta, a producir determinada forma de conocimiento científico-tecnológico que resulta inadecuada para el país. La historia presenta claros ejemplos de determinados tipos de conocimientos que la humanidad nunca debió haber desarrollado.
La propuesta que acabo de delinear debe estar abierta a la recíproca cooperación internacional, que es sin duda imprescindible.
En el futuro, será necesario arbitrar todos los recursos a nuestro alcance para establecer una clara política mundial, desarrollando un conjunto de acuerdos con todos los países con los cuales podamos emprender esfuerzos conjuntos de investigación y desarrollo, pero siempre procurando trabajar al ritmo del más rápido.
Finalmente, determinados elementos de la problemática científico-tecnológica cuyo comportamiento se requiere asegurar y legalizar deben tener su correspondiente consideración en la Constitución Nacional, a fin de garantizar el cumplimiento de los objetivos propuestos. 


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